El tráfico ilegal de especies genera hasta 65 mil millones de dólares en el mercado negro

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El tráfico ilegal de vida salvaje, desde maderas hasta colmillos de marfil pasando por la pesca no declarada y el comercio de especies exóticas, es ya el cuarto negocio criminal internacional. Solo por detrás del tráfico de drogas, el de bienes falsificados y el de personas, y por delante del comercio ilícito de carburantes, la venta ilegal de especies se ha convertido en una amenaza para la seguridad global que genera entre 50 mil millones y 65 millones de dólares en los mercados negros de todo el mundo, según alertan dos informes de primera magnitud: uno de la organización conservacionista WWF y otro de la OCDE.

 
El último, el de WWF conocido esta semana, ofrece numerosas claves para entender los porqués de un fenómeno que no deja de crecer, y de forma exponencial, en los últimos años. Básicamente, el costo-beneficio de esta actividad delictiva es mucho más rentable para grupos armados y organizaciones criminales. Así, relata el informe, mientras que un furtivo del norte de Sudáfrica puede librarse con una multa (unos 15 mil dólares), el tráfico de cinco gramos de cocaína implica pasar cinco años en la cárcel.
 
Las ventajas no acaban ahí: además, en la actualidad el cuerno de rinoceronte cotiza en el mercado negro a unos 65.000 dólares el kilo, más caro que el kilo de oro o de platino. De hecho, ahora es más valorado incluso que los diamantes y la cocaína en los ámbitos criminales, según el informe de WWF realizado mediante 22 entrevistas con altos cargos de nivel ministerial de todo el mundo, entre otras fuentes. Por todo esto, grupos armados como el Ejército Popular de Liberación de Sudán se lanzan a cazar elefantes furtivamente “con granadas y lanzadoras de granadas propulsadas por cohetes”, según la Interpol, que advierte de que se ha incrementado la participación de los sindicatos del crimen organizado y de grupos rebeldes en delitos contra la vida silvestre para financiar sus actividades y la compra de armas.
 
El resultado de este escenario es que 2011 ha resultado ser el año más terrible para determinadas especies y el más lucrativo para los cazadores furtivos de todo el globo y esencialmente de África. Así, el año pasado se abatieron 448 rinocerontes solo en Sudáfrica, un país que ha experimentado un aumento terrorífico de esta actividad criminal: entre 2007 y 2011, la captura ilegal de cuernos de rinoceronte ha crecido en un 3.000%. Los elefantes no están mucho mejor, ya que el pasado también fue su peor año: solo en 17 decomisos realizados en distintos puntos del planeta se confiscaron 23 toneladas de marfil. Para conseguir tal cantidad de colmillos sería necesario acabar con 25.000 elefantes. Hoy mismo, Malasia asegura haber capturado una partida de 24 toneladas de marfil, que si se confirmara sería el mayor decomiso jamás realizado.
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