Los perros distinguen entre dueños egoístas y generosos

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La imagen es repetida hasta el hartazgo: un niño llorando y un perro que se acerca a consolarlo. Error. Un perro no puede darse cuenta de que una persona está triste. Pero sí es lo bastante astuto para reconocer a un egoísta, descartarlo e ir detrás del generoso.

 
Mariana Bentonsela es psicóloga. No es veterinaria ni encantadora de perros, sólo una apasionada de la psicología y de los animales. Desde que terminó su carrera buscó congeniar las dos cosas. No fue fácil. Ella quería hacer investigación en su área, algo poco usual en el país del psicoanálisis. Pero logró un puesto como investigadora del Conicet donde desarrollo una serie de estudios en los que muestra como los perros aprenden de nuestro propio comportamiento y son capaces de distinguir entre una persona egoísta y otra generosa.
 
‘Los perros pueden reconocer las actitudes positivas. No es que lo hacen inmediatamente, necesitan experiencias repetidas para poder aprender quien es egoísta y quien generoso, pero logran hacerlo y cuando lo aprenden siguen a la persona generosa’, explica Bentosela, quien dirige el Grupo de Investigaciones de Comportamiento Canino.
 
Para el estudio, Bentosela y su equipo seleccionaron distintos perros (boxer, ovejeros, border collie, beagle, labrador, caniches) que tenían una vida común y corriente en casas de familia y que nunca antes habían recibido entrenamiento. En una sala, los perros se encontraban con personas a las que no conocían. Algunas les dejaban alimentos y otras solo se lo mostraban. Luego de varios encuentros, los perros terminaban por seguir a los ‘generosos’ e ignoraban a los ‘egoístas’.
 
El trabajo va en la misma dirección que otros estudios que intentan indagar en lo que ocurre por la cabeza de un perro. Cinco años atrás, otra investigación elaborada por Sarah Marshall-Pescini, de la Universidad de Milán, había determinado que los perros buscaban a las personas que habían sido simpáticas con ellos.
 
Aunque no es veterinaria, Bentosela y su equipo se especializan en comportamiento animal. ¿Qué tiene que ver eso con el diván? Ella lo explica así: ‘Empecé a estudiar el comportamiento en ratas en un contento de frustración, y luego seguí con los perros porque me gustan. Estudiar su comportamiento sirve para entenderlos y mejorar su entrenamiento en intervenciones asistidas, como los perros que ayudan a personas ciegas, que trabajan en rescates o buscan drogas’.
 
En los años que el equipo viene investigando el comportamiento de los perros pudieron descubrir también que mucho de lo que pensamos de los animales es un mito. Por ejemplo, no existe evidencia de que los perros puedan sentir pena por sus dueños. ‘Cuando se acercan a una persona llorando es porque alguna vez ya lo habían hecho antes y seguramente recibieron alguna caricia, entonces repiten el comportamiento’.
 
FUENTE: Diario Clarín
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