El sargazo está matando por asfixia a los arrecifes

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Distintos investigadores coinciden: las algas de sargazo pone en riesgo al mar Caribe tal como lo conocemos hasta ahora. Y no solo a la gran variedad de especies animales, sino también a los arrecifes coralinos, que resultan gravemente afectados.

“Al sargazo se suma la falta de oxígeno, la mala calidad del agua y la producción de sustancias químicas”, advirtió la investigadora de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales de Puerto Morelos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, Brigitta Ine van Tussenbroek.

Por ello, la especialista dijo que atender esta problemática es un reto multidisciplinario y multisectorial, que requiere investigación y coordinación entre académicos (de ciencias naturales, sociales y economía), los tres niveles de gobierno, la iniciativa privada y la sociedad civil.

De acuerdo con la experta, la presencia de sargazo en playas del Caribe mexicano tiene la capacidad de cambiar ecosistemas, pues la cantidad de materia orgánica y nutrientes que aporta no tiene precedente.

“Si esta crisis continúa y no se maneja de manera integral, cambiarán nuestros ecosistemas de manera permanente; el problema es muy grave”, reiteró.

El sargazo es un tipo de macroalga marina de color café que flota en el océano y que crece y se acumula en grandes cantidades en las playas, provocando mal olor y afectando al paisaje de las costas.

“Esta crisis es un indicador de la creciente contaminación y aumenta hasta 100 veces los daños causados directamente por la actividad humana en los mares y costas caribeñas, en donde hay asentamientos irregulares y malos tratamientos de aguas negras y grises”, refirió.

Para la bióloga Patricia Santos, el sargazo o Síndrome Blanco está ahogando los arrecifes, convirtiéndolos en otra cosa, una especie de “arrecifes mutantes”. A medida que los arrecifes mueren más aceleradamente, los sistemas en los que antes abundaba la vida se convierten en meros espacios de roca blanca inerte.

Por su parte, Martha García Sánchez, de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales de Puerto Morelos, explicó que el sargazo está formado por especies pelágicas que tienen su ciclo de vida en la columna de agua.

“No se está reportando que tengan reproducción sexual, son especies clonales y por eso se reproducen aceleradamente”, precisó.

En tanto, el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera, Jorge Zavala Hidalgo, expuso que el origen del sargazo es externo y no un asunto local de las costas mexicanas, abarca todo el Caribe, incluso el Atlántico ecuatorial.

“Sus causas parecen una combinación de procesos y son tema de investigación por ser un asunto muy complejo. El hecho es que hemos tenido repuntes de sargazo en 2011, 2015, 2018 y 2019”, expuso.

Para tratar el problema, recomendó Hidalgo, se tienen que combinar acciones de corto plazo necesarias para mitigar el impacto y remover el sargazo, con labores de largo plazo, centradas en la investigación y monitoreo.

Además, Rosa Elisa Rodríguez, también de la Unidad Académica, sostuvo que se centra en establecer bases de datos sobre el volumen del sargazo que llega a las costas de Quintana Roo.

“No teníamos registros de la cantidad que llega, y sin ese dato es difícil tener programas de manejo adecuado, desarrollar una industria y tener sitios de disposición habilitados”, mencionó.

En septiembre de 2015 se contabilizaron 2.500 metros cúbicos de sargazo por kilómetro de playa, y en 2018 se juntaron cerca de 275.000 metros cúbicos en seis kilómetros de playa de Puerto Morelos.

“Si extrapolamos a los 17 kilómetros de todo el municipio, eran casi 800.0000 metros cúbicos, equivalentes a 300 albercas olímpicas de 50 metros por 25 metros de profundidad”, detalló.

Rodríguez indicó que en Quintana Roo ya hay algunas industrias que utilizan el sargazo de manera piloto para fabricar utensilios desechables, como platos y vasos.

También, comentó, hay una iniciativa para calentadores solares, casas de adobe y sargazo, biocombustible y una patente para hacer papel.

Además, Gabriela Gómez Rodríguez, del Instituto de Geografía de la UNAM dijo que con el Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (LANOT) se puede ayudar a monitorear el sargazo.

Esa entidad recibe información satelital, la procesa y distribuye. “Damos alertas tempranas a muchas instituciones relacionadas con distintos fenómenos, y se pueden localizar los manchones de sargazo”, comentó.

El investigador del Instituto de Geografía de la máxima casa de estudios de México afirmó que en este equipo se detectan parámetros fundamentales para entender el fenómeno, como la temperatura del mar y la cantidad de clorofila asociada al sargazo.

Ante este panorama, el Gobierno mexicano y la UNAM conformaron recientemente un comité científico como grupo de trabajo permanente para aportar conocimiento y soluciones de ciencia aplicada, enfocados en atacar al sargazo en las playas de Quintana Roo.

Dentro de este grupo de trabajo se definieron tres subcomités científicos para atender, en el corto, mediano y largo plazo, el fenómeno natural que afecta a países del Atlántico poniente, desde Brasil hasta Estados Unidos.

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