En municipio de Santa Fé ordenan suspender las carreras de galgos

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El intendente interino de Calchaquí, Gabriel Colnaghi, a cargo de la intendencia por licencia del titular, ordenó suspender toda actividad relacionada con las carreras de galgos en esa ciudad, en especial el evento programado para el pasado fin de semana que transgredía la normativa municipal vigente.

 
La orden llegó como consecuencia de evitar riesgos civiles contra el municipio a la vista de que las carreras de canes, a pesar de haber sido autorizadas por ordenanza votada por unanimidad por los integrantes de Concejo Municipal, aún no cuentan con la reglamentación necesaria por parte del Ejecutivo, condición ésta inexcusable para la puesta en marcha de la actividad.
 
Colnaghi informó que la suspensión se mantendrá hasta tanto las condiciones legales y administrativas estén de acuerdo a lo exigido por el Concejo (del cual, en período normal, es presidente) que ya se expidió sobre la cuestión.
 
Al mismo tiempo, dejó en claro que cualquier prohibición permanente deberá correr paralela a lo que pase con las cuadreras de caballos o a los partidos de polo. “Si hay que prohibir debe ser parejo para todos”, esgrimió. 
 
El 18 de septiembre pasado, el Concejo local votó una norma que autorizó la realización de carreras de galgos en el ámbito del distrito Calchaquí, con la reserva de que antes de hacerse efectiva se redactase por parte del Ejecutivo un reglamento de las condiciones de un canódromo que cumpla con el rigor para acunar este tipo de espectáculos y que resguarde las condiciones físicas de los animales.
 
Repudio
 
Por su parte, la Red Santafesina de Entidades Protectoras de Animales tomó conocimiento de lo actuado y realizó diferentes acciones para impedir la legalización de un canódromo en Calchaquí, tales como contactos con los concejales, audiencias con el intendente de turno, notas en medios locales, entre otras.
 
Desde ese espacio, se puso de manifiesto que el trabajo de años llevado a cabo en cuanto a “asesoramiento gratuito y continuo a municipios y comunas de la provincia y a grupos proteccionistas. Nuestra entidad cuenta con un alto prestigio a nivel nacional y mundial, ya que es la red que nuclea a más organizaciones no gubernamentales protectoras de animales en todo el país”.
 
Paralelamente, en la semana precedente, una directiva de la asociación protectora Melampo de Reconquista arribó a la ciudad y al reunirse con autoridades municipales exigió dar marcha atrás con la iniciativa que consideran derivará en condiciones de maltratos para los perros.
 
Además, referentes de entidades protectoras de animales de todo el país comenzaron a hacer expreso su repudio a la realización de justas galgueras, centrando sus críticas en el cuerpo de concejales que las aprobó, y en la intendencia que ya promulgó la iniciativa convertida así en ley municipal, acentuando sus críticas por la inminente reglamentación. 
 
Una cadena interminable de mails fueron enviados a casillas de medios de prensa con hondas y contundentes expresiones de repudio, y hasta con diatribas contra los funcionarios de ambos poderes municipales.
 
Proyecto
 
La compleja situación desatada también tuvo su correlato en la Cámara de Diputados de la provincia. En ese ámbito, la legisladora del Partido SI en el Frente Progresista, Alicia Gutiérrez, presentó un proyecto de ley en el que se establece “la prohibición de las carreras de canes en todo el territorio de la provincia de Santa Fe”. Explicó que se realizaría con la incorporación al Código de Faltas de un inciso con el párrafo siguiente: ‘Carreras de canes. El que promoviere, organizare o participare en carreras de canes será reprimido con arresto de hasta treinta días y multa hasta diez jus’ ”.
 
En los fundamentos del proyecto, Gutiérrez expuso que la vigencia de las carreras de galgos se hace a través de una competencia entre varios ejemplares de esta raza de perros, donde los participantes corren detrás de una liebre artificial, a la cual nunca pueden dar alcance, en un circuito ovalado, denominado “canódromo”, hasta llegar a la meta. “El primero en llegar, es el ganador; mientras corren, llevan puesto un bozal. Este ‘entretenimiento’ tiene, lamentablemente, muchos seguidores”, lamentó.
 
Estas competencias son un ejemplo de la “falta de respeto que el hombre tiene hacia los animales, abusando de ellos para su propia diversión, placer y negocio, sin tener en cuenta sus verdaderas necesidades. La mayoría del público que asiste a las carreras lo hace atraído por las apuestas y sus resultados”, y presta poca atención al animal que compite, sin pensar siquiera en ellos, sostuvo la diputada.
 
Presuntos maltratos
 
“La realidad que hay detrás de esta actividad es cruel”, denunció, para hacer hincapié luego en que “en algunas oportunidades, aquellos animales más veloces y rendidores son los que, durante el tiempo que ‘sirven’ para correr, reciben ciertos cuidados por parte de sus criadores. 
 
Muchos de los perros de carreras, por considerarse éstos una inversión, un negocio, “son sometidos a varias técnicas ilegales para mejorar su performance: son drogados, reciben estimulación eléctrica, castigos con látigos, etc. Pasan la mayor parte del tiempo en jaulas y se les permite salir sólo para entrenar, competir o hacer sus necesidades”, advirtió.
 
Después de un tiempo de competir, enfatizó, todos estos animales quedan con temblores motores, estresados o con graves deterioros físicos, “son abandonados, o en el peor de los casos sacrificados, por generar un gasto innecesario y molesto para quien se dedica a la cría y utilización de esta raza”.
 
En ese sentido, dijo que la provincia de Santa Fe tiene las calles de muchos pueblos y ciudades con galgos abandonados, con un estado de salud deplorable y con claras muestras de haber sufrido maltrato. “Si un perro no gana, se lo descarta”, insistió.
 
Prohibir la práctica
 
Gutiérrez recordó que en países donde el negocio es legal, la cría de galgos para competición se intensifica, así como el maltrato. En esos lugares, aquellos galgos “no aptos para competir son vendidos a laboratorios para que se experimente con ellos o se los abandona atados para que mueran de hambre y sed, o se los ahorca con un método especialmente cruel”. Por lo tanto, mediante su presentación busca que se prohíba la mencionada práctica que “sin duda causa maltrato a los canes, penando a quienes se involucren en ella”, completó Gutiérrez, que informó a El Litoral que el proyecto está siendo estudiado en comisión.
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